Búlgaros, Bulgaria
Introducción histórica y geográfica
Búlgaros
"Búlgaros",
palabra que proviene del latín “Bulgari”, que literalmente puede significar
"los hombres del Bolg"; Bolg es el antiguo nombre del río Volga,
cuyas riberas habitaron los búlgaros hasta el siglo VI.
Las culturas
prehistóricas asentadas en las tierras búlgaras incluyen la cultura neolítica
de Hamangia y la cultura de Vinca (5-3 milenio a. C.), la cultura de Varna en
el eneolítico (5° milenio a. C.) y la cultura de Ezero de la Edad del Bronce.
La cronología Karanovo sirve como un indicador de la prehistoria en la región
de los Balcanes.
Los tracios,
uno de los tres principales grupos ancestrales de los búlgaros modernos,
vivieron separados en varias tribus hasta el 500 a. C., cuando el rey Teres I
unificó a la mayoría de ellos en el Reino odrisio. Eventualmente, fueron
conquistados por Alejandro Magno y más tarde por los romanos. Después de
emigrar de su patria original, algunos grupos de eslavos meridionales se
asentaron en el territorio de la actual Bulgaria durante el siglo VI y se
mezclaron con los tracios "romanizados". Finalmente, la élite de los
búlgaros incorporó a todos ellos en el Primer Imperio Búlgaro.
Búlgaria
Asparukh,
heredero de Kubrat, kan de la Antigua Gran Bulgaria,
emigró con varias tribus de búlgaros a las tierras bajas de los ríos Danubio, Dniéster y Dnieper (conocido
como Ongal), poco después de que el estado de su padre fuese subyugado por los jázaros. Conquistó las provincias bizantinas de Mesia y Escitia Menor (Dobruja), ampliando su reino hasta el interior
de la península balcánica. Un
tratado de paz con Bizancio en 681 y el establecimiento de la capital búlgara
de Pliska, al sur del Danubio, marcaron el comienzo
del Primer Imperio Búlgaro.
Los
sucesores de Asparukh fortalecieron al estado búlgaro: Tervel (700/701–718/721)
fijó las fronteras y estableció Bulgaria como una gran potencia militar tras
derrotar a un ejército árabe de
26.000 hombres en 717, eliminando así la amenaza de una invasión a gran escala
por parte de los árabes hacia Europa Central y Oriental.
Krum (802–814), duplicó el territorio del país, asesinó
al emperador Nicéforo I en la batalla de Pliska e
introdujo el primer código civil escrito, válido para los eslavos y
búlgaros. En 864, Boris I (852–889) abolió el tengrianismo, reemplazándolo por el cristianismo ortodoxo oriental, además de que
introdujo el alfabeto cirílico,
desarrollado en las escuelas literarias de Preslav y Ohrid. El
alfabeto cirílico, junto con el antiguo idioma búlgaro, conformaron el principal idioma
escrito en Europa del este (lingua franca), idioma que ahora es conocido
como antiguo eslavo
eclesiástico. Durante el reinado del emperador Simeón I el Grande (893–927) Bulgaria alcanzó su máxima
expansión territorial en su historia. Simeón logró ganar una supremacía
militar sobre el Imperio bizantino, demostrada en la batalla de Aqueloo,
una de las batallas más sangrientas en la Edad Media, así
como una de sus victorias más decisivas. Su reinado también vio el desarrollo
de una cultura eslava cristiana muy rica y única, que se convirtió en un
ejemplo para otros pueblos eslavos de Europa del Este y también fomentó la
existencia continua de la nación búlgara, a pesar de fuerzas que le amenazaban.
A
mediados del siglo X, poco después de la muerte de Simeón, el
poderío de Bulgaria declinó, debilitados por las guerras con los croatas, magiares, pechenegos y serbios y la
propagación de la religión de los bogomilos. Esto dio lugar a invasiones
consecutivas por parte del Rus de Kiev y Bizancio, que terminaron con la toma
de la capital, Preslav, por el ejército bizantino. En el mandato de Samuel,
Bulgaria se recuperó un poco de estos ataques y logró vencer a Serbia, Bosnia y Doclea; pero esta racha de victorias terminó en
1014, cuando el emperador bizantino Basilio II («El Bulgaróctono») derrotó a sus
ejércitos en Klyuch. Samuel murió poco después de la
batalla, el 15 de octubre de 1014 y en 1018 el Imperio bizantino conquistó
totalmente al Primer Imperio Búlgaro, llevándolo a su fin.
Segundo Imperio Búlgaro
Basilio II logró prevenir las rebeliones al
mantener las leyes locales de la nobleza de Bulgaria, que se incorporaron en la aristocracia
bizantina como arcontes o estrategos, garantizando así la indivisibilidad de
Bulgaria con sus antiguos límites geográficos y reconociendo la autocefalía del Arzobispado búlgaro de
Ohrid.
Después de su muerte, las políticas internas bizantinas cambiaron, lo
que condujo a una serie de rebeliones sin éxito, la más grande de ellas fue
dirigida por Pedro Delyan. Sin embargo, no fue hasta 1185
cuando los nobles de la dinastía Asen, Iván Asen I y Pedro IV,
organizaron un gran levantamiento que logró restablecer al Estado búlgaro,
marcando el inicio del Segundo Imperio Búlgaro.
La
dinastía Asen estableció su capital en Veliko Tarnovo. Kaloyan, el
tercero de los monarcas de Asen, extendió sus dominios a Niš, Belgrado y Skopie, reconoció la supremacía espiritual del Papa y recibió una corona real de un legado apostólico. El
crecimiento cultural y económico se mantuvo con Iván Asen II (1218–1241), quien extendió su control sobre Albania, Epiro, Macedonia y Tracia. En esa época, los logros de la escuela
artística de Tarnovo, así como las primeras monedas acuñadas por un gobernante
búlgaro fueron algunos de los indicadores del bienestar del Imperio.
La
dinastía Asen terminó en 1257, y debido a las invasiones de los tártaros (iniciadas
a finales del siglo XIII), conflictos internos y constantes ataques de los
bizantinos y húngaros, el poderío militar y económico del país
disminuyó. A finales del siglo XIV, las divisiones entre los terratenientes
feudales búlgaros (boyardos) y
la propagación de los bogomilos habían
causado la división del Segundo Imperio Búlgaro en tres pequeños zaratos (Vidin, Tarnovo y Karvuna) y
varios principados semiindependientes que luchaban entre sí y también contra
los bizantinos, húngaros, serbios, venecianos y genoveses. En
el período entre 1365 y 1370, los turcos otomanos, que ya habían iniciado su
invasión de los Balcanes, conquistaron la mayoría de las ciudades y fortalezas
búlgaras al sur de los montes Balcanes y comenzaron su avance hacia el norte.
Caída del Segundo Imperio y mandato otomano
En
1393, los otomanos tomaron Tarnovo, la capital del Segundo Imperio
Búlgaro, después de un asedio de
tres meses. En 1396, el Zarato de Vidin cayó tras la derrota de una cruzada de
cristianos en la batalla de Nicópolis.
Con esto, los otomanos finalmente subyugaron y ocuparon Bulgaria. Durante su reinado, la
población búlgara sufrió enormemente por la opresión, la intolerancia y el mal
gobierno. La nobleza fue
eliminada y el campesinado explotado por los otomanos, mientras que los
búlgaros carecían de igualdad judicial con los otomanos musulmanes y pagaban impuestos más altos que
ellos. La cultura búlgara se
aisló de Europa, sus logros fueron destruidos y el clero educado huyó a otros
países
A lo
largo de los casi cinco siglos de dominación otomana, el pueblo búlgaro
respondió a la opresión mediante el fortalecimiento de la tradición del haiduk ("bandolerismo"), y trató de restablecer
su estado organizando varias revueltas, destacando los dos levantamientos de
Tarnovo (en 1598 y 1686) y la rebelión de Karposh (1689). El despertar nacional
de Bulgaria fue uno de los factores clave en la lucha por la liberación,
resultando en la sublevación de
abril de 1876, la
rebelión búlgara más grande y mejor organizada de todas. Aunque fue derrotada
por las autoridades otomanas (en represalia, los turcos masacraron a unos
15.000 búlgaros), el levantamiento llamó a las grandes potencias a actuar. En 1876, convocaron a la Conferencia
de Constantinopla, pero sus decisiones fueron rechazadas por las
autoridades otomanas, lo que permitió al Imperio ruso buscar una solución por la fuerza sin
correr el riesgo de una confrontación militar con otras grandes potencias (tal
y como había sucedido en la Guerra de Crimea, de 1854 a 1856).
Fuente: Wikipedia
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